Los frutos secos comprenden un grupo genérico de productos
que son en realidad granos, semillas o frutas. Tienen en común una baja
concentración de agua y un elevado contenido en grasas.
Numerosos estudios han evidenciado la importancia para la
salud de su consumo diario y los beneficios específicos para el corazón y el
sistema circulatorio en el contexto de una dieta equilibrada. Estas propiedades
saludables se basan en diferentes componentes bioactivos.
NUTRITIVOS Y BENEFICIOSOS PARA EL SISTEMA CARDIOVASCULAR
Por un lado, sus grasas protegen frente a la aparición y
desarrollo de la arterosclerosis debido a la ausencia total de colesterol y a
su capacidad para disminuir el colesterol sanguíneo total, y en concreto su
fracción LDL, conocida popularmente como "colesterol malo".
A este efecto, ya de por sí beneficioso, se añade el hecho
de que consumirlos mantiene o incrementa de forma ligera el colesterol HDL
("el bueno"), por lo que el riesgo cardiovascular total disminuye.
En segundo lugar destaca la presencia de compuestos con
capacidad antioxidante. La acción de los radicales libres, generados por los
procesos oxidativos que se producen continuamente en el organismo, requieren
que los mecanismos de defensa orgánicos sean complementados por agentes
externos como algunas vitaminas, minerales u otras sustancias contenidas en los
alimentos, como los polifenoles.
También su vitamina E es antioxidante y su presencia es
abundante en muchos frutos secos. Destaca en este sentido la nuez, que además
es el fruto seco más rico en omega-3.
RICOS EN FIBRAS, PROTEÍNAS Y MINERALES
Otro componente importante de los frutos secos es la fibra,
que además de prevenir el estreñimiento, inhibe la absorción digestiva del
colesterol que aportan algunos alimentos.
Los frutos secos son en general una buena fuente de
proteínas (del 10 al 26%) que destacan por su riqueza en arginina. Este
aminoácido da lugar a la formación del óxido nítrico, compuesto que favorece el
buen tono muscular en la pared de las arterias al facilitar su dilatación y
disminuir el riesgo de hipertensión arterial.
Solo las castañas son ricas en hidratos de carbono. En este
fruto seco, la proporción de carbohidratos alcanza el 41% y la de grasas se
queda en el 2%. Esta composición hizo posible que la castaña fuera un alimento
básico (principal fuente de energía).
El aporte de minerales es notable, especialmente en
manganeso, cobre, magnesio, potasio, cinc y selenio, este último notablemente
abundante en las nueces.
Las almendras destacan por su contenido en calcio, que las
convierte en un alimento alternativo a los productos lácteos. 60 g de almendras
proporcionan 150 mg de calcio, tanto como un vaso de leche, y aportan el doble
de proteínas que un yogur.
También es preferible tomar los frutos secos sin salar. El
salado incrementa el consumo de cloruro sódico y puede ser contraproducente
para las personas con hipertensión arterial. En esos casos es casi obligado
ingerirlos sin salar para aprovechar sus virtudes cardiosaludables.